LA COPARMEX DEFIENDE EL CAPITALISMO DE COMPADRES
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Si ciertos empresarios pueden influenciar para limitar el libre comercio en contra de los más pobres y la clase media, para tratarlos con prepotencia, eso en sí es un privilegio y componenda, es corrupción a la vista de todos
Recientemente hubo una propuesta de la Cámara de Diputados de regularizar los automóviles de procedencia extranjera, mejor conocidos como “autos chocolate”. Esta medida tiene tiempo discutiéndose y prácticamente todos los partidos se han dado cuenta de que una regularización de ese mercado es el mejor camino para terminar con el problema. Desafortunadamente la COPARMEX, con su presidente Gustavo de Hoyos Walther (GHW), empezó a hacer una crítica acérrima u sin sentido a los diputados, que de cualquier modo aprobaron la medida, aunque sus críticas si hicieron mella entre los senadores, que la revirtieron. La discusión ahora se encuentra empantanada.
Veamos cómo empieza este problema: En el TLCAN se vislumbraba una apertura comercial en autos para que en el 2019 no existieran más barreras a la libre importación de autos usados de procedencia extranjera. Para los autos nuevos, de cero kilómetros, la liberalización comenzó antes.
Este proyecto de liberalizar el mercado de autos usados y seminuevos no se ha realizado porque los distribuidores de autos mexicanos han cabildeado exitosamente para imponer barreras no arancelarias a través de decretos y permisos, a fin de frenar la libre importación de autos usados, con excusas que rayan en el surrealismo, tales como que se va a dañar a la industria nacional, que el país se va a llenar de chatarra, que la gente pobre no necesita utilizar vehículos y otros más. Frente a estas posturas, hay que decirlo claramente: Las barreras al libre comercio atentan contra el libre mercado, y discriminan a las personas, generalmente a los más pobres.
Por otra parte, la intervención del gobierno contra el libre mercado de autos usados tiene consecuencias secundarias. Las personas que no pueden comprarse un vehículo de agencia (énfasis marcado en ello), ensamblado en México o importado, se ven obligadas a comprar vehículos americanos que no fueron importados con todas las de la ley, ya que se les quitó la posibilidad de importar legalmente. El gobierno, protector de intereses corporativos, hace del libre intercambio de autos una actividad ilegal y perseguida.
Esas personas, para protegerse del decomiso de sus vehículos, se sienten obligadas a afiliarse a organizaciones “piratas” o de “coyotaje” para defenderse en caso de decomisos. Es importante reconocer que, si hubiera una verdadera política liberal, con un énfasis marcado en el libre comercio de autos, este problema no existiría ni existirían las organizaciones “piratas”. Así que digámoslo claro: El mercado negro de autos de procedencia extranjera es causado por la falta de libre comercio en el mercado de autos usados.
Después de la suscripción del GATT y de los diferentes acuerdos comerciales, México ha entrado en una dinámica de comercio intraindustrial, esto es: la exportación e importación de productos similares como son los autos, pero con diferenciaciones tecnológicas. Según datos del buró de estadística de EEUU, México es el tercer exportador de autos hacia EEUU, primero en tráileres y primero en autopartes. De los autos que se fabrican en México, el 75 por ciento se exporta. Esto claramente indica que una apertura a los autos usados no tendría ningún efecto en la producción nacional. Además, México importa la mitad de los vehículos vendidos en las agencias para satisfacer al mercado nacional.
Desafortunadamente la dinámica de exportaciones de autos no fue tomada en cuenta por GHW y la Coparmex, y repitieron los argumentos de los distribuidores de autos sin aportar nada nuevo, diciendo que
“La decisión de la Cámara de Diputados para regularizar los autos chocolate es dañina para la economía y el Estado de Derecho. El gobierno de México incentiva con esto el millonario negocio de las bandas criminales que lucran con el contrabando rodante. Así no habrá Inversión y crecimiento”
También declaró que afectará la producción nacional, y que es una acción populista.
Además, en su cuenta Facebook puso una calavera y el tema contrabando rodante refiriéndose a los autos de procedencia extranjera. Lo cual es bastante amarillista: Se esperaría más de un líder empresarial. En su página de Facebook, GHW no tiene ningún empacho de citar directamente a la Asociación Mexicana de Distribuidores de Autos (AMDA) y sus predicciones catastrofistas.
La oposición de GHW a la regularización de los autos de procedencia extranjera no tienen ningún fundamento en la teoría económica, ni en la estadística, ni ningún fundamento filosófico, ni epistemológico. Simplemente es copia y pega de los argumentos proteccionistas de los distribuidores de autos. No tiene nada de profesional, es la información sacada de un panfleto.
El libre comercio de autos usados no puede ser dañino para la población porque ésta tendrá acceso a un bien al que no puede acceder ahora en México. Además, en muchos pueblos y ciudades no hay transporte público suficiente y eficiente, por lo que el auto es una necesidad. El auto es una herramienta que ha permitido aumentar la productividad y ese debiera ser el objetivo de la Coparmex, no ser el lobby a pago de los distribuidores de autos.
Es incoherente lo que dice GHW de que la regularización promoverá el contrabando y la criminalidad. Al regularizar y permitir la libre importación se acabará el contrabando, y las organizaciones “piratas” o de “coyotaje”, ya que, en un régimen de libre comercio, no hay contrabando. Se tendría un mejor control sobre la propiedad de los individuos.
En materia de Estado de derecho, su violación empezó cuando se crearon las barreras no arancelarias y los decretos para inhibir la libre importación. Fue esta acción la que socavó el Estado de derecho. Continuar con legislación nociva y anti-económica para la población no es fortalecer el Estado de derecho. Como lo ha dicho Alexander Nowrasteh del Instituto Cato: cuando hay leyes injustas deben cambiarse en vez de seguirlas ciegamente sin importar las consecuencias. Hacer valer una ley injusta no fortalece al Estado de derecho. El economista Friedrich A. Hayek indicaba que las leyes deben ser previsibles, basadas en un orden espontáneo para que la gente pueda vivir en armonía. Las leyes sobre la libre importación no están bajo los estándares de Hayek, ya que son cambiantes, arbitrarias y se hacen a modo y beneficio de los distribuidores de autos.
Adicionalmente, la regularización de esos autos no puede afectar a la industria automotriz mexicana: como ya mencionamos arriba esa industria, incluyendo las autopartes en la cual México es líder, depende de los mercados de exportación, no del mercado nacional.
Finalmente, la acusación de populismo está fuera de lugar: populismo es proponer soluciones fáciles y antieconómicas a problemas complejos. Así, en realidad oponerse a la libre importación y regularización es la verdadera medida populista. Es creer que frenar la libre importación, hacer decomisos, y que la policía aduanal sea omnipotente va a solucionar un problema arraigado. En realidad, los políticos mexicanos han caído en el populismo buscando congraciarse con los distribuidores de autos, llegando incluso a anular el TLCAN.
La COPARMEX tiene años hablando de corrupción, de cómo es el cáncer nacional, y sin embargo, con estas acciones (oh, sorpresa) promueve la corrupción. Si ciertos empresarios pueden influenciar para limitar el libre comercio en contra de los más pobres y la clase media, para tratarlos con prepotencia, eso en sí es un privilegio y componenda, es corrupción a la vista de todos. La COPARMEX quiere la mantequilla, el dinero de la mantequilla y la lechera al mismo tiempo. Quiere reducir la corrupción y al mismo tiempo promueve el proteccionismo generador de corrupción. Sin libre mercado es imposible acabar con la corrupción, es así de claro. Como diría el economista georgiano Pataa Sheshelidze: la corrupción no es cultural ni religiosa, es el resultado de un estado sobredimensionado.
Con sus declaraciones, la COPARMEX actúa de la misma forma que López Obrador al acusar a los que quieren la regularización del mercado como los malos y los que promueven actos de prepotencia burocrática como los buenos.
Para muchísimos mexicanos debe ser un insulto ver a la mayoría de los empresarios de la COPARMEX conduciendo autos importados como las SUVs, autos deportivos y de lujo (es poco probable que un empresario conduzca un Nissan Tida, Ford Focus o VW Beetle) y se atrevan a acusar a personas de ingreso medio y bajo, de dañar a la industria nacional. Es algo que deja un mal sabor a boca en la población, ya que se percibe la hipocresía y el provecho político. Por este tipo de acciones de empresarios prepotentes y altaneros se creó la división en la sociedad mexicana, lo que hizo que llegara la izquierda radical. Si hay una izquierda nefasta en el poder actualmente es porque hubo, durante muchos años, una derecha nefasta proteccionista. La izquierda nefasta se nutrió de los agravios de muchos años de la derecha nefasta proteccionista y mercantilista.
La COPARMEX ve la tempestad y no se hinca frente a lo que está pasando en el país. Sus declaraciones crean más dolor y rencor entre la población, que ve a las élites desconectadas, con un nivel de soberbia sin límites, casi diciendo: “si no tienen pan que coman pastel”. El día que México se convierta en Venezuela de nada les servirá haberse enriquecido con medidas proteccionistas.
Fuente:asuntoscapitales
manuelgandaras@hotmail.com
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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