SOTA, CABALLO Y REY. Por: Fernando Herrera M.
Por:
Compártelo en:
Se fue el cómico.
Enrique Ochoa se fue, con más pena que gloria, los triunfos del Estado de México y Coahuila no pueden acreditarse a su capacidad de operación en el PRI. Desde su nombramiento, se supo que era un error enviar ahí a semejante personaje, con sus más de cien taxis bien habidos, más parecido a Clavillazo, no sólo físicamente sino hasta en sus ademanes y manera de vestir, con pantalones bombachos y sacos de mangas largas, nomás le faltó el sombrero de tres picos, aunque para hablar nunca fue como los políticos de siempre, los cuales cantinflean, al hablar, pero no manotean con exageración y sin sentido, como lo hacían Cantinflas y Clavillazo, respectivamente.
Llega René Juárez Cisneros un priísta de cepa, de los duros, de los que saben hacer su chamba al interior de ese partido, que es uno de los ejes descuidados por Ochoa. Esa pata, la del partido que debería tener, por lo menos con un 20 por ciento a Meade en las preferencias, no ha funcionado. Ochoa devastó el voto duro de su partido. Lo hizo con las decisiones en todo el país, y para no abarcar mucho, colocó en Chihuahua a uno que sólo piensa en sí mismo. Omar Bazán es como Ochoa priistas de conveniencia, vienen por lo suyo, no por los intereses de todos los priistas. Ahí está Omar en la posición uno de las plurinominales, como si su trabajo en el partido ameritara premio, cuando lo que todo priista de verdad está esperando que lo saquen del partido por la puerta de atrás. Ojalá René Juárez reciba pronto un reporte de las fechorías de Bazán para que manden un sustituto de inmediato que venga a trabajar en favor de los militantes de ese partido, por lo menos con los que quedan, porque si lo dejan ahí, el daño será mayor.
La campaña de Meade se encuentra en un momento muy difícil, debido a que sus niveles de aceptación, luego del debate, se vinieron abajo, a grado de andar en un lejano 12 por ciento de preferencia electoral. Muy arriba Anaya con un 29 y AMLO con su 36 por ciento, perfilándose para una carrera de dos. Ese será el trabajo de René por el lado de los priistas, procurando recuperar, lo más que pueda, del voto duro histórico del PRI.
Nuño y Ávila en la campaña tendrán que pasar por encima de Alejandra Sota Mirafuerte que es la mera mera enviada por el Videgaray y que no deja que nadie se meta con el candidato sin su autorización. El colmo, no es posible que Nuño tenga que pedir anuencia a Sota para ver a Meade. Por eso están como están las cosas en la campaña. No tengo la menor idea de la preparación de Alejandra Sota, pero sí sé que tiene el power de Videgaray en la campaña, cosa que no debería ser porque aunque tenga una agencia de publicidad, esa señora, señorita, niña o abuela, tenga más experiencia que los
coordinadores que no han podido ni opinar en los spots de Meade ni en la agenda de campaña.
Vale decir, para avalar su cuestionada –por mí- capacidad, que fue vocera dos años de Felipe Calderón, que no ha terminado su licenciatura en el ITAM y que tiene un contrato por 20 millones con el SAT por dos años de publicidad. Trabajó en las campañas de Fox y Calderón, y fue adoptada por Videgaray al arribo del gobierno de Peña Nieto. Y es alumna a distancia y presencial cada mes un fin de semana de una Maestría en Harvard, aunque no sea, todavía licenciada. Cosas veredes, diría Rodrigo Díaz De Vivar en el Cantar del Mío Cid, aunque algunos lo atribuyan a El Quijote. Dicho sea de paso que la expresión se refiere a: lo que hay que ver.
Si la renegociación del TLC se prolonga, es obvio que Videgaray debe dejar hacer a los otros, porque se ocupa de aquello o sigue con la nariz metida en la campaña. No se puede con ambas cosas, así que Videgaray tendrá que recoger a su gente y dejar que a Meade le ayuden los que tienen tiempo, espacio y ganas.
Por lo pronto el peso ya registra en su tipo de cambio el temor de que AMLO sea presidente, aderezado con la perjudicial tardanza de esa renegociación con Estados Unidos y Canadá. Así que previniendo, si usted tiene una lanita guardada y cree que AMLO será presidente, compre dólares para que los cambie luego de que tome protesta, pues en el primer mes de su presidencia, podría ganar unos cuatro o cinco pesos por cada dólar que compre y guarde. Es curioso pero será una respuesta natural de los mercados cambiarios ante un potencial sexenio de López Obrador. Cosa contraria ocurriría si ganara Anaya o Meade, con lo cual el consejo sería al revés; es decir, no compre y si tiene véndalos. También sería respuesta natural de los mercados. Es la vida.
Fuente: manuelgandaras@hotmail.com
HEC
|
...............................................
...............................................
 |
|
Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
|
Portada
