SOTA, CABALLO Y REY. Por: Fernando Herrera.
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A que Maclovio. Yo sí quiero loción. A Omar hay que invitarlo a la Reyna, ahí hay.
Nunca he sido poco pendejo, decía, dice, mi padre. A mí enséñeme a parir, porque eso no lo sé, pero no venga a mi taller a enseñarme; otro de sus dichos. Así me salió Maclovio, el consejero jurídico que, en un resbalón, insulta a una de las personas de quien lo único que ha recibido, estoy seguro, es excelente trato, y de quien ha aprendido, también estoy seguro, porque César es erudito y culto, mucho más allá que quien se atrevió a decirle pendejo. Sé que César no necesita defensores oficiosos, porque no los requiere ni le importa lo que dijo este señor, su estatura está por encima de esos excesos, mucho menos los pide, César aguanta la risa, hace mucho tiempo que aprendió, incluso, a burlarse de sí mismo, como cuando dice que fue senador de la república pero no pudo ser regidor. Que mala onda de parte de Maclovio, no lo conozco, ni quiero, ya no resulta atractivo conocerlo, porque quien se expresa así de su compañero de viaje, porque, estoy seguro de que no son otra cosa, ni lo serán, ahora porque Maclovio no lo merece, y es que ser amigo, aunque no sea cercano, de César es un privilegio que, por supuesto, no es para cualquiera. Cuando dices que tú sí sabrías cómo es, es que ni idea tienes, ni la tendrás nunca. Bueno, ahora ya sabemos la estatura de Maclovio. Dios lo ayude.
En otro tema, en cuanto al desorden que hay en el PRI, ya la militancia está en el tenor de pedirle la renuncia al presidente de ese partido, Omar Bazán, a quien lo mínimo que se exige es que se baje de la plurinominal que se agandalló a la mala y se vaya por tierra para que demuestre de qué está hecho. Bazán tiene que aprender que no es lo mismo tomar decisiones en la torre de marfil en la que se ha atrincherado, que salir a la calle a partirse el alma para conquistar voluntades y, con ellas, el voto de los hombres y mujeres de Chihuahua. Su compinche, de nombre Sofío, originario de Guerrero, ya tiene comprado un boleto abierto, sólo de ida, para su terruño, porque en Chihuahua ya no lo quieren de regreso, así que en la primera que vaya a visitar a su familia, la idea que por allá se quede. Ahora sí que duele decirlo pero Moreno Peña por lo menos tenía estilo para las barbaridades que vino a hacer, porque ahora ni eso. Sofío, no tiene nada que hacer en Chihuahua, le faltan tablas, experiencia y colmillo. Es un bisoño que no se explica cómo diablos llegó a ser senador. Estoy seguro de que alguna gracia debe tener, sólo que los de acá no hemos sido capaces de encontrarla. En fin, se corresponde con sus jefes, porque cuando de origen estás mal, no se puede pedir que en lugares que se consideran provincianos, como ha de creer que es por acá el delegado de marras, no se puede ni debe exigir nada, más bien esperan que les demos un reconocimiento –enmarcado y toda la parafernalia de un regalo a su egolatría colgada en sus paredes caseras, por haber tenido la atingencia de visitarnos, y ellos creen, de servirnos. El mal que nos haga no debe importar, debemos agradecer es su sacrificio de venir, como delegado a Chihuahua. Por lo pronto no se ve cómo diablos van a componer las cosas con los que van a pelear por el PRI y sus aliados, en la siguiente elección, pues nadie los respeta ni los aprecia, menos les
atenderá o hará caso alguno. Cada quien andará en campaña por sus medios, con sus medios y sus ideas, pero sin la guía o consejo de sus dirigentes, pa´ que los quieren.
En estos días se presentó el presidente vecino ante sus senadores, representantes, gabinete e invitados para ofrecer un informe de sus acciones al frente del gobierno más poderoso del mundo, pero antes, con su disculpa, una digresión, con un cuento para, luego, retomar el tema de esa comparecencia ante el Capitolio: Me encantó el cuento de Obama y Trump que coincidieron en la peluquería, y mientras les arreglaban su pelo, con las dificultades que entraña el de cada uno, sea por el excesivo largo de un lado del de Trump; sea por el escaso de Obama, pero allá había un silencio que casi hablaba, como dijo don Javier, refiriéndose a los silencios que hablan más que mil palabras, a propósito de los gobernadores con su filia que le han dado la espalda en su lucha contra el sistema. Resulta que al terminar de cortarles el pelo, primero el encargado le preguntó a Trump ¿Le pongo loción en la rasurada del calzado, refiriéndose a la parte baja de atrás de la cabeza, que se limpia con un rastrillo al cortar el pelo? No, no, porque Melania pensaría que anduve en prostíbulos con esos olores. Luego al preguntarle lo mismo a Obama, este dijo: a mí sí póngame de la loción porque al cabo Michelle no sabe a qué huelen los prostíbulos, así que no hay problema. Les cuento el cuento para darle contenido al primer informe de Trump en la Casa Blanca, porque al cumplir el año de twitts, que no es lo mismo que un primer año de gobierno, Trump sigue con sus absurdas idea, como niño con rabieta, y ofrece legalizar a 1.8 millones de soñadores a cambio del presupuesto para construir su muro. Ese muro que ya califica de obsesión que no lo deja dormir. Increíble pero fue el meollo de su campaña, fue el de su informe de un año de ser presidente más fregón de este planeta, y, como se ve venir el tiempo, será su perdición.
fernandoherrera1956@hotmail.com
Fuente: manuelgandaras@hotmail.com
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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