Por: J. M. Rentería
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Un cuento
La transfusión
Por Jesús Manuel Rentería
--Diez millones de pesos es muchísmo dinero-- dice bruscamente el hombre mientras saca del bolsillo de su saco la chequera al tiempo que voltea a ver a su esposa que se encuentra a un lado.
Un cuento
La transfusión
Por Jesús Manuel Rentería
--Diez millones de pesos es muchísmo dinero-- dice bruscamente el hombre mientras saca del bolsillo de su saco la chequera al tiempo que voltea a ver a su esposa que se encuentra a un lado.
--Diez años es tambien muchísimo tiempo-- responde el otro en el mismo tono glacial-- y no quiero cheque, llame por teléfono a su banco y ordene la transferencia a mi cuenta, es en las Islas Caimán, ahí no hacen preguntas, explica mientras le entrega una tarjeta con algunos datos.
Una vez ejecutada y verificada la operación bancaria, la pareja de esposos, ambos de un poco más de sesenta años, elegantes, se nota de inmediato que gozan de excelente posición económica, a una seña de el otro que viste una bata blanca que le da la apariencia de médico, lo siguen a un amplio cubículo que tiene por unico mobiliario una amplia cama --más grande que una king size-- cubierta con una blanquísima sábana, en ella reposan en aparente inconciencia
dos jovencitos --hombre y mujer-- de aproximadamente 12 años de edad totalmente desnudos. Ella de pelo rubio, incipientes pechos que apenas empiezan a notarse y un finísimo vello púbico. El, estrecho de hombros. Moreno. su pubis tambien apenas obscurecido por un fino vello. Los dos en la pubertad.
--Desnudense y coloquense al lado de cada uno de ellos-- ordena secamente el de la bata.
--¿totalmente?-- pregunta la señora alarmada.
--si-- como ellos --y tomense de las manos.
--Esto no se ve de mucha tecnología-- observa el hombre mientras se quita la ropa.
--No es tecnología, esto es mucho más que eso-- tomen de la mano a su respectiva pareja.
Una vez que los cuatro, los adultos y los jovenes ya debidamente "conectados", el hombre de blanco inicia un extraño ritual, de pie frente a la enorme cama recita algo en un idioma extraño. El cubículo está ahora en la penumbra. Los rostros de los cuatro sufren alguna transformación. Los cuerpos se estremecen ligeramente.
Despues de dos horas la transfusión se ha completado. La pareja de adultos lucen diez años más jovenes. Las carnes han recuperado algo de la firmeza y lozanía. Los pechos de ella lucen ahora más firmes. Son evidentemente menos notorias las arrugas en los rostros de ambos.
El jovencito luce ahora un cuerpo atlético y una abundante barba le obscurece la faz. Su virilidad es ahora notoria. Ya es un hombre.
La jovencita tiene ahora un hermoso cuerpo. Amplias caderas y frondosos senos. Un hilillo de sangre le escurre de la entrepierna. Ya es una mujer.
La pareja se retira del lugar con 10 años menos, mientras los dos jovenes quedan ahí, en la semiinconciencia. Listos para otras transfusiones hasta que ambos lleguen a la senectud
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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