SOTA, CABALLO Y REY
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Las leyes de Newton
A 13 pesos por dólar entregó el tipo de cambio Felipe Calderón. Hoy se ha depreciado hasta poco más de 22 pesos. Los estados que tienen ligada su economía con su moneda se ven obligados a devaluar cuando los alcanza algún tipo de crisis, en cambio los estados con moneda libre, como es nuestro caso, sólo observan depreciarse su moneda, claro que existe la apreciación, que es cuando la moneda recobra valor o sube de precio frente a otras monedas. Se dice públicamente, por parte del secretario de comercio de los estados unidos, que toma posesión hoy al mediodía, que Trump trabajó a propósito cada una de sus declaraciones para propiciar una depreciación del peso mexicano y así negociar con mayor fuerza frente a México en el caso del TLCAN. Cabe señalar que Canadá también ha visto depreciarse el dólar canadiense, por lo que se sentarán, suponen, arrodillados también, al igual que México, en la renegociación anunciada. La incertidumbre propiciada por todas las declaraciones del nuevo presidente de los estados unidos propició desconfianza hacia nuestro país, como buen destino de inversiones, así como los anuncios de retirada de algunas empresas que atendieron los llamados de Donald Trump. Lo anterior ha llevado nuestra moneda a una depreciación escandalosa e inesperada. El presidente Peña Nieto se ha visto rebasado por la ola de incertidumbre sembrada en los mercados financieros del mundo, así como por los anuncios de retirada de inversiones negociadas con anterioridad, así que no ha tenido más remedio que apechugar y pagar el costo político inherente. Agreguemos a todo el infortunio comentado, las decisiones tomadas por el propio gobierno, como es el caso de liberalizar los precios de la gasolina, el diesel, el gas natural, el gas LP, la energía eléctrica, etc., y tendremos claro el negro panorama que se vive en estos días en nuestro país. Que los precios no tienen razones para subir, afirman los técnicos financieros del gobierno, que las alzas en los combustibles no deben ser reflejadas en los precios de los productos y servicios, que no se justifica de ninguna manera y anuncian que la PROFECO saldrá a las calles a multar a quienes abusen aumentando los precios. Ojalá a usted le alcance el entendimiento para comprender lo que dice José Antonio Meade, secretario de hacienda, porque lo que es este humilde escribidor nomás no puede. Siempre he sabido, o creía saber, que a una acción corresponde una reacción –según la ley de Newton, por lo que, para mí, un aumento generalizado en los precios de los combustibles genera de inmediato un aumento en los gastos de las empresas, vía gasolina, diesel, gas natural o LP y energía eléctrica, así como en el transportes de los insumos y las mercancías o productos terminados. Puede que yo esté equivocado, y que las empresas sean capaces de absorber el aumento o gasolinazo, pero tengo mis dudas. Me niego a creer que un tortillero vea en los aumentos de los combustibles una oportunidad para subir precios y ganar más. Más bien creo que si no sube el precio de las tortillas podría quebrar su negocio. Saquemos copia para todos aquellos que pagan fletes, sea para llevar o traer, insumos o productos, y tendremos las razones por las que somos testigos de los aumentos de todos los bienes y servicios que se comercializan en el país. ¿Hasta dónde llegará el tipo de cambio? ¿Se podrá hacer algo con las reservas y el blindaje que tiene el país contratado con el Fondo Monetario Internacional? Sinceramente no lo creo, más bien depende de la política que adopte el gobierno mexicano frente a las amenazas, incluyendo las cumplidas, del presidente vecino. Si nuestro gobierno se agacha más se nos verá, quedando a estaremos a merced del poderoso del norte, pero si el gobierno asume una postura digna, con entereza, y defiende nuestras fortalezas, negociando en calidad de pares, aunque haya asimetría económica, podría tener resultados diferentes. La política de nuestro gobierno debe encaminarse a dejar claro que nuestro país es soberano, que no depende de caprichos de nadie para su evolución, sin desconocer la necesidad de renegociar ese tratado, pero hacerlo con la fortaleza que nos da la intensa relación entre los dos países. Hay otra ley del mismo autor; la inercia, y es tan poderosa que podría, por sí misma, aguantar los cuatro años de Trump. El petate del muerto asusta a quien se deja, como simuló la Ford, o como simularon las otras empresas de autos que ya hicieron anuncios similares. Lo cierto es que la inercia del comercio entre los tres países, más entre Canadá y USA y, respectivamente, México y USA. Al tiempo, estoy seguro de que la gente respaldaría al presidente si hiciera lo correcto, pero como hará lo que ya tienen decidido; es decir, ser condescendientes, dejará pasar la oportunidad de recuperar su nombre, para, al final acabar en lo mismo.
fernandoherreramartinez1956@gmail.com
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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