Por: J. M. Rentería
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Por Jesús Manuel Rentería
Version loca y nueva del cuento de La Cenicienta
Se levanta el principe allá en Dubai aun bajo los efectos de la juerga en un antro y llama de inmediato a su asistente principal
--Dime, estoy para cumplir el mas pequeño de tus deseos, dice servil el hombre
--por lo pronto pon a trabajar a nuestra cocinera mexicana y dile que me prepare unos chilaquiles rojos con mucho queso y un atolito de maíz a ver si se me baja esta pinche crudota y mientras me los trae te cuento algo
una vez hecha la peticion a la cocinera, el principe dijo a su asistente-esclavo en tono confidencial
--fijate que anoche en el antro conocí a una chavita que es un encanto, me quedé enamoradísimo de ella y quiero volver a verla a como de lugar y quiero que tu me ayudes
--sabes amo que estoy para servirte....
--si logramos localizarla te regalo el Porsche rojo que tanto te gusta y que tengo guardado desde que se me ponchó una llanta el año pasado..
--sabes que no es necesario mi señor, solo dime que tengo que hacer
Con un ademán el principe le indique que se acerque mientras saca de debajo de la almohada una diminuta tanga de color rosa pálido
--¿ves esta "zapetilla"?
--¿que no es una tanga?
--es igual, en México, de donde trajimos a una de las cocineras, que por cierto como tarda con mis chilaquiles, le dicen zapetas a los calzones, y como este esta muy chiquito es una "zapetilla"
--bien, acepta el criado
--resulta que anoche en el antro que hace poco compró mi papi, conocí a a una hermosísima jovencita propietaria de esta zapetilla
--entonces ya...
--no, deja te cuento y te digo como me vas a ayudar, resulta que despues de tomarnos unos tequilas y bailar toda la noche me ofrecí a llevarla a su casa en la Lincoln Navigator que me regaló mi papi ahora que terminé la prepa
--¿y luego amo?
--llegamos a su casa y me estacioné enfrente, nos pasamos al asiento trasero y empezamos el "faje", batallando le quité el vestidito que llevaba y le besé todo el cuerpo y cuando traté de quitarle la zapetilla o tanga como quieras llamarla, simplemente no se dejó, me empujó suave pero firmemente, recogió su ropa y se bajó de la Lincoln
--¿y como es que traes su zapetilla, como tu la llamas?
--es que antes de que bajara, en un último intento por retenerla le tiré un agarrón y me quedé con la prenda en la mano
--entiendo, y como quieres que te ayude mi señor?
--mas tarde, ya que esta cocinera me traiga mis chilaquiles y mi atolito, quiero que me lleves a buscar a mi amada...
--y como le vamos a hacer si ni siquiera te acuerdas donde vive
--no es nada facil, pero lo intentamos, yo te digo mas o menos el rumbo y nos vamos casa por casa y por orden del príncipe todas las chavitas que tengan entre 16 y 18 años se tienen quje probar la zapetilla, y a la que le quede y la luzca como mi niña adorada se vendrá a vivir a palacio..
--suena bien amo, pero imagina ¿cuantas jovencitas del reino tienen la talla para que les quede bien esa zapetilla, seguramente cientos,¿como sabras que es ella?
--lo sabré inmediatamente, a mi amada la zapetilla le quedaba como si hubiera nacido con ella, el delicado encaje se ceñía sujavemente a su cintura y piernas, y además su olor, huele divinamente, dile a la cocinera que me suba una taza con agua caliente, quiero hacerme un té con mi zapatilla
--lo que tu digas amo, pero a mi eso me parece una marranada
Entrada la tarde, sirviente y amo recorren las calles incicadas por este último y visitan decenas de casas en las que muchas niñas se probaron la multicitada zapetilla
--es mía, dijo una chavita que pesaría cuando mucho treinta y cinco kilos mientras modelaba la prenda, sólo tengo que "agarrarle" un poco de los lados y ya
--quitatela, no la llenarias ni en 10 años, dijo bruscamente el principe
En otra casa, una rolliza adolescente dijo modelando la tanguita que a duras penas podía contener la humanidad de la gordita
--si es mia, ahorita me queda un poquitín ajustada porque anoche cuando me dejaste me cene dos platos de pozole y ando algo inflamada...
--quitatela de inmediato porque le vas a a "aguangar" los elasticos y menos podré encontrar a mi niña, dijo algo amozcado el principito
Despues de recorrer varias calles y a punto de suspender la busqueda llegaron a una casa algo apartada del resto donde las recibió una jovencita que de mala gana aceptó probarse la prenda y al salir a modelarla el principe casi gritó de júbilo
--! tu eres ! tu imagen con esa zapetilla la llevo grabada en mi mente y corazón...y además tu olor.. vas a ser mi princesa y compartir mi vida en palacio, ¿como te llamas chiquilla?
--Ricardo, responde "ella" entornando los ojos, con las mejillas arreboladas y con voz trémula... tan, tan...¿les gustó?, si no me vale
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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