DILEMA
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Cuando tenemos una situación difícil, comprometida, en dónde no tenemos claro cuál opción elegir, incluso, creyendo que ambas posibilidades sean buenas o malas, tenemos un dilema.
En ocasiones se trata de dos proposiciones contrarias o disyuntivas que se nos plantean y al elegir una de ellas, suponemos resuelto el dilema; aunque se asuman las consecuencias de la elección realizada.
Cuando ninguna de las opciones resulta aceptable, el dilema podría parecernos menos complicado, porque elegiríamos la de menor daño, siempre y cuando sepamos cuál de ellas es; ahora bien, si ambas opciones son de buenas expectativas, podríamos pensar que se elige la mejor, pero el dilema es eso; precisamente, la complicación que conlleva asumir una decisión.
El dilema provoca debate; propicia situación de duda, de incertidumbre, en la persona que tiene que decidirse por alguna de las opciones.
En ocasiones el dilema se puede convertir en “trilema” dado que las opciones son tres. Lo difícil de este tipo de situaciones en las que nos vemos todos, alguna vez o varias veces, es que pueden convertirse en falacias, debido a que cuando encontramos los argumentos adecuados se desvanece alguna de las opciones disponibles, con lo que se resuelve por la otra.
La vida diaria plantea dilemas en las acciones productivas, en las relaciones con otras personas, en la propia familia algunos de carácter moral o de diversa índole, pero siempre, de algún modo, se presenta.
Enfréntelos con decisión.
Comentarios con fernandoherreramartinez1956@gmail.com
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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