UN CUENTO: LAS ALAS
Por: J. M. Rentería
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Sales de tu espaciosa y lujosísima oficina instalada en el penthouse del elevado edificio del que se domina gran parte de la ciudad.
Caminas con paso lento y cansado hasta llegar a la plaza más cercana. Con movimientos cansados te sientas en una de las bancas. Un grupo de chiquillos juegan ruidosamente a unos pasos de ti. Pareces no notarlo. Una parejita se entretiene en algunos escarceos amorosos. Los contemplas unos segundos indiferentemente. En realidad nada parece llamar tu atención. Nada parece justificar tu presencia en ese lugar. Tu elegante traje de ejecutivo está totalmente fuera de lugar en ese sitio al igual que toda tu personalidad. Ni tu mismo sabes porqué estás ahí. Ni siquiera te percatas de que estas.
Tu éxito en todos los sentidos de la vida es algo real. Tienes dinero, una familia, eres respetado en los más elevados círculos sociales y financieros, y sin embargo, ¿Qué? ya no hay retos, ya no hay nuevas metas. Eres un triunfador, ¿y ahora?. Darías lo que fuera por un aliciente, por un nueva meta. Por una nueva ilusión, por un nuevo reto.
A unos metros de ti un pajarillo picotea una brizna de hierba. La sacude con su diminuto pico y emprende un raudo vuelo para posarse en una rama cercana durante unos instantes. Emprende de nuevo el vuelo y se pierde contra el azul del cielo. Como lo envidias. Envidias su plena libertad. Seguramente para él un nuevo día inicia sin saber exactamente qué hará en las próximas horas. Tal vez ni siquiera tiene conciencia del tiempo y solamente se guía por los más primitivos instintos. Si, como lo envidias. Como envidias sus alas. Las alas físicas, y las otras alas, las alas de libertad.
Te aflojas el nudo de la corbata lo que te proporciona una agradabilísima sensación de bienestar. Cierras los ojos y vuelas. Te elevas dejando abajo un cuerpo físico que nunca conocerá el inefable goce de volar….
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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