LOS DESAFÍOS
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El desafío de un cambio drástico en nuestra vida, como lo puede ser un fracaso matrimonial, un descalabro financiero, pérdida de nuestro empleo, una grave enfermedad, etc., debe ser enfrentado con todo lo que somos.
Cuando me enteré de la enfermedad de mi hermano Rubén –cáncer de colon con metástasis a los pulmones e hígado- en fase cuatro. Sentí algo muy fuerte, pero, seguramente, lo que yo haya sentido nada tenía que ver con lo que debe haber sentido mi hermano. Duró tres años y medio con excelente calidad de vida. Contó con el apoyo de la familia y, por supuesto, el soporte de su hermano mayor.
Ahora que es mi madre la que está en situación difícil de enfermedad, no por edad, sino por múltiples micro infartos cerebrales, estamos actuando con los cambios que requiere en la vida de sus hijos para prodigar los cuidados necesarios.
También en los próximos meses estaré en situación de cambio de empleo; los ciclos se cumplen y uno debe saber cuándo irse; es decir, cuándo cerrar un círculo y disponerse a abrir otro.
A nadie nos gustan los cambios, salvo excepciones; por ejemplo, tener un aumento de salario, subir de puesto, ganar la lotería, etc., pero, en la generalidad hay una resistencia natural a todo cambio, máxime si éste es drástico e implica cambio de vida.
Nuestra esencia nos lleva a definir una personalidad; compuesta por un temperamento y un carácter, por lo que debemos tener, o, por lo menos, sería deseable que todos tuviéramos una definición en la forma de ser. Esa definición que nos hace ser la persona que somos, ante los demás, es la fortaleza que nos debe sacar adelante.
Nuestra personalidad nos da la fortaleza, el vigor y la decisión de enfrentar cualquier adversidad con todo lo que tenemos, tanto interior como a la vista; es decir, entran –debieran entrar- en acción, nuestro espíritu en conjunto con nuestra fé, así como todos los recursos adquiridos en el camino de nuestra formación, que se conoce como experiencia.
Sí somos capaces de unir ambas cosas en todo los que hacemos, porque no debemos utilizar este poder sólo en las adversidades, nunca habrá poder humano que nos hunda o nos tumbe; porque la fuerza que somos capaces de reunir, si concientizamos de manera permanente que Dios está con nosotros, y le aunamos lo que hemos conseguido hacer con los dones que nos concedió, seremos invencibles ante cualquier situación que implique un cambio en nuestra de vida, por extremo o traumático que sea.
Comentarios con fernandoherreramartínez1956@gmail.com
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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