LOS MATRIMONIOS GAY
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Romper paradigmas, renovar los acuerdos sociales, nunca es algo sencillo; sobre todo en grupos conservadores como los que destacan en nuestro entorno. Encabezados, cual cruzada, por el Arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda, varios grupos de la socied
Viene a colación el trillado asunto de la sexualidad, ya pasado en otros países -hace varios años-, porque, hasta ahora, nuestro Congreso decidió entrarle al asunto de modernizar la ley y abrir los espacios para que haya certeza entre quienes deciden conformar, no sólo vida en común, sino, además patrimonio.
Algunos retrasados, en cuanto a las cosas nuevas del mundo en que vivimos, pretenden rasgar sus vestiduras como si el tabú, de otro tiempo, tuviese vigencia. Nada más fuera de orden que pretender polémica con una situación que de tiempo atrás debiéramos haber superado. Dijo el maestro: la realidad no pide permiso.
Hace años que las uniones gay son parte de nuestra vida cotidiana, quien no lo haya registrado, o quien pretenda sorpresa o novedad, está fuera del marco de la vida real. Despierten, esos hombres y mujeres tienen derechos inalienables que nadie puede socavar en aras de trasnochadas religiones urgidas de cambios estructurales que las incorporen a los vientos que soplan hoy en día. La gente requiere de una renovación de esperanza, de nueva visión para el reencuentro con la paz y la armonía espiritual.
Es tiempo de que las iglesias evolucionen, y más vale que rápido, o se irán quedando cada vez más vacías, en sus templos. Dios es para todos, nadie tiene derecho a excluir a unos u otros por preferencias diversas a los acuerdos sociales de otro tiempo. Dios está de brazos abiertos siempre. Nadie tiene poder para pedirle que los cierre y no abrace a unos u otros porque les parece que lo que hacen es o no correcto.
Dicen que los políticos están desprestigiados. Yo pregunto ¿acaso los sacerdotes, pastores, etc., tienen mucho prestigio? ¿acaso no leemos las notas sobre pederastia, sobre las debilidades humanas que a nadie nos son ajenas? Todos debemos empujar por la renovación permanente, por la incorporación de todos en igualdad y equidad.
Dios es de todos, insisto, y nos toca en igualdad y en equidad, de acuerdo a como cada quien camine en sus diseños. Y que quede claro: esos diseños son dinámicos por decisión de todos y Él, creemos, lo ha permitido, porque de los contrario todos los cambios que se han dado en la historia ya hubiesen sido reprobados por Él.
Creo que para eso nos dotó de libre albedrío.
Comentarios con fernandoherreramartinez1956@gmail.com
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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