EL QUE PEGA, ¿PAGA?
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Uno de los accidentes más comunes y rutinarios que ocurren en las calles de Chihuahua, se transformó en una pesadilla para una joven pareja en compañía de su hija, al ser golpeados por detrás por una patrulla de tránsito;
a bordo de la cual viajaban dos servidores públicos, agentes de vialidad.
Sin embargo, lejos de brindar la confianza y seguridad legal que los servidores públicos están obligados a otorgar a los ciudadanos, los agentes de tránsito arrestaron al conductor del vehículo afectado, haciéndose acompañar de 11 compañeros a bordo de 8 patrullas, quienes acudieron de inmediato en auxilio de sus colegas.
El percance tuvo lugar cuando la unidad 937 de Vialidad impactó por detrás al automóvil Cavalier con placas EGE-4912. El conductor de la patrulla señaló que el vehículo impactado se cambió repentinamente de carril para situarse delante de la patrulla; tras lo cual, dijo, no pudo evitar chocar al Cavalier blanco.
Por su parte, el conductor del Cavalier blanco dijo estar indignado y furioso, pues las autoridades de vialidad a bordo de la unidad oficial que los chocó, en lugar de conducirse con honestidad y aceptar su responsabilidad civil, se manejaron con extrema prepotencia y urdieron un cuento inverosímil para eludir la culpa.
Y es que tras negarse a reconocer las verdaderas circunstancias del choque, los agentes de tránsito agredieron al conductor frente a su esposa e hija, y lo llevaron arrestado bajo cargos de supuesta embriaguez. Los resultados del médico de tránsito arrojaron "cero" aliento alcohólico.
Al fragor de la discusión entre los agentes y los civiles, lo que más llamaba la atención de los curiosos, eran las ocho patrullas de tránsito presentes en el lugar; no se sabe si para intimidar al chófer, o para auxiliar a los agentes de vialidad, frente a una familia de peligrosos criminales armados.
Como regla general, se dice que "el que pega, paga", pues los conductores deben mantener siempre una distancia prudente para evitar golpear los vehículos delante. Sin embargo, en este caso particular y, tal vez para evadir la responsabilidad económica, las sanciones laborales o la vergüenza pública, los oficiales determinaron lo contrario.
"Tuve que pagar una fianza de 10 mil pesos para poder salir libre", recuenta el conductor del vehículo chocado. "Dicen que yo me metí de forma imprudente y me llevaron detenido". Sin embargo dice, "lo más irritante es que hayan maltratado física y verbalmente a mi esposa e hija".
From: eduardo.rojero@gmail.com
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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