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17.04.2015 08:25 am
Por: EL INE Y LA CORTE EN MANOS DE CENSORES Y DETRACTORES DE DERECHOS HUMANOS Elisa Alanis
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Se supone que son los hombres y mujeres más preparados. Con experiencia, grados académicos, y un ejército de profesionistas a su alrededor. Me refiero a los consejeros del Instituto Nacional Electoral y a los ministros de la Suprema Corte de Justicia.
Y digo “se supone” porque en estos días los consejeros ordenaron suspender spots de campañas por considerarlos calumniosos. ¿De dónde infieren que mostrar excesos, reales, de los contrincantes políticos es una calumnia? Calumniar es atribuir falsamente un delito. En los anuncios censurados, de César Camacho con su reloj millonario, y del presidente Peña con una gran comitiva en Londres, no hay mentira alguna, ni los personajes señalados cometen delitos. Los consejeros del INE acallaron la crítica con argumentos erróneos.
Por su parte, los ministros de la SCJN, contrario a cualquier tratado internacional firmado por México, a la gran reforma en derechos humanos y al espíritu del sistema de justicia penal, decidieron que el arraigo es constitucional. Es decir, utilizando sus propios términos, les valió sorbete el control de convencionalidad, el principio pro persona y la presunción de inocencia.
Más pronto que tarde, el nombramiento del cuestionado ex procurador Medina Mora como nuevo miembro de la Corte resultó perjudicial. La resolución sobre la figura del arraigo confirma lo que tanto se temió, en lugar de excusarse, por ahora ser juez y antes haber sido parte, Medina Mora inclinó la balanza a favor de la visión más conservadora, contraria a la defensa de los derechos humanos.
Para ser justos, hay que decir que no todos los ministros opinan igual. Conforman un cuerpo colegiado, con discusiones del pleno públicas y decisiones divididas. Eso habla de un órgano vivo, plural y abierto. Los ministros en contra del arraigo y a favor de los derechos humanos son los de mayor experiencia: Luis María Aguilar, Juan Silva Meza, Olga Sánchez Cordero, Arturo Zaldívar y José Ramón Cossío. Preocupantemente, hoy minoría.
Los consejeros y los ministros son, en distintas esferas, la élite burocrática del país.
¿De qué sirve, pues, tanto presupuesto destinado a sus honorarios, ponencias, staff, investigadores, cuando sus resoluciones son bofetadas a las libertades, a los derechos y a la democracia?
Si no son ellos, ¿quién podrá defendernos? ¿Los diputados? ¿El gobernador? ¿El alcalde? ¿Las esposas de políticos impuestas en el DIF? ¿El secretario de Gobernación, Educación, Hacienda? ¿El líder sindical?
Si el presente y, peor aún, el futuro está en manos de esta nueva pero envejecida generación de funcionarios, estamos en problemas.
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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