EL VASO DE LA PRESA LA BOQUILLA, EN RAROS Y AMBICIOSOS INTERESES
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POR: MARIO HERMOSILLO
Pues no fue un aparecido como dueño de los ensolveos del lago Toronto, o vaso de la presa La Boquilla, sino tres personajes o familias que se disputan ese derecho, unos menos agresivos que otros, que incluso estos ya traen impresionante maquinaria arrasando con parcelas que hasta la fecha se había trabajado con el arado tirado por mulas y, uno que otro con un modesto tractorcito adquirido con el duro trabajo de los hijos en ranchos de Estados Unidos, el nuevo reclamante, pero al parecer el más amparado jurídicamente, es una familia de la región, ampliamente conocida por su honorabilidad demostrada a través de varias generaciones.
Los primeros que aparecieron hace unas semanas fueron los hermanos Benítez Valles, quienes al parecer ya tuvieron una diferencia con el alcalde de Parral, Alfredo Lozoya Santillán, mismo que a través de los medios de comunicación informó que demandará a los hermanos Benítez Valles, por falsedad de documentos, cuando pretendieron adjudicarse la colonia “La Fortuna”, con un procedimiento muy similar a lo que ahora quieren hacer en el vaso de la presa La Boquilla.
Pero mayúscula sorpresa se da, cuando se empieza a manejar que atrás de los Benítez Valles se encuentra un poderoso hombre de Parral, conocido por sus múltiples empresas y presuntamente uno de los que conforman el “expedientes X” más importante contra los funcionarios de la anterior administración estatal, sólo por abajo del mismo exgobernador.
Por otra parte, todo parece indicar que en el transcurso de la semana se presentó ante la representación de la Procuraduría Agraria en la entidad Manuel Saldaña Lobera, nieto y heredero del señor José Lobera Torrente, quien presentó ante la instancia oficial la escritura 442, de fecha 12 de marzo de 1946, en la que se asienta la compraventa que hacen Crisóforo y Jesús Almanzán González; Crisóforo, también como apoderado de Antonio Almanzán González, Marcedes Gutiérrez Vda. de Almanzán, Otilia Almanzán de Quevedo y por la otra José Lobera Torrente, a quien le venden, ceden y traspasan los derechos que a cada uno corresponde en los terrenos que conforman el predio “Ancón del Burro”.
Ya el 21 de julio de 1961, en el juicio de amparo directo 4106/59/2ª, promovido por las sucesiones acumuladas de Juan Almanzán, Vicenta González de Almanzán y Carlota Almanzán de Pereyra, la Tercera Sala, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no amparó ni protegió a la sucesión de Juan Almanzán, cuando quisieron recuperar lo que en 1946 vendieron a José Loera Torrente, oriundo de Boquilla y quien tiene justo título de las tierras del rebalse cuando baja el nivel.
Pero Caja de Pandora, pudo investigar que la sucesión de Loera Torrente no tiene ningún interés en molestar o pretender recuperar tierras que ya fueron beneficiadas por resolución presidencial o adjudicadas por posición de los terrenos de Ancón del Burro o El Campamento, únicas posesiones que empatan lo que ahora a nombre de la sucesión de Almanzán pretenden recuperar los Benítez Valles, aunque muy probablemente atendiendo otros intereses o pretensiones de por ejemplo el poderoso hombre de Parras, protegido por un anonimato que pronto se perderá.
Lo que sí es cierto es que las autoridades competentes, Estado o Federación deberán tomar las precauciones necesarias para evitar problemas o confrontaciones entre las personas que por muchos años se han posesionado de ahí a través de varias vías, conforme a la ley, como son, comunidades ejidales, ejido o posesión pacífica y continua por muchos años.
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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