SECRETOS
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Por: Fernando Antonio Herrera Martínez
El juego de la política tiene una serie de vericuetos, que están llenos de bondad y de maldad, como todas las cosas que hacemos los seres humanos.
El profundo conocimiento de la condición humana da a los políticos la posibilidad de adelantarse a los acontecimientos y jugar con anticipación para que la gente hagamos lo que ellos ya tenían previsto. Ese conocimiento de las personas, entre más profundo sea, se constituye en la principal arma de la gente que se dedica a la política.
Los acuerdos a que se llega en las alturas del manejo político de un país esta en el manejo de la política y, por ende, en el conocimiento profundo de las personas que están como actores en esos escenarios. Los hay avezados, novatos, inocentes y, nunca faltan, los que, además pretenden pasarse de listos. Pero los que triunfan son aquellos que construyen alrededor del conocimiento de la condición humana, con las debilidades que logran conocerle, sin descuidar ningún detalle, incluida la inteligencia, la intuición y las fortalezas de los contrarios.
Esos acuerdos a los que se llegan en política, son descritos como el arte de lo posible, incluso, a los mejores acuerdos alcanzados se les conoce como aquellos en los que fue posible ponerse de acuerdo aunque no coincidan con el planteamiento inicial de ninguno de los actores. Es decir, los políticos a través de este arte de la política construyen hasta donde es posible ponerse de acuerdo con las otras fuerzas políticas para alcanzar los votos necesarios en donde esté la negociación, que, generalmente, es en un Congreso, como el caso de los mexicanos.
En las negociaciones se pone en el tapete aquello que sea necesario para alcanzar un acuerdo y todo, casi todo, es moneda de cambio para lograr los propósitos de quien señala la directriz del país. Las fracciones en el Congreso de la Unión quieren alcanzar propósitos u objetivos que se plantea el gobierno en turno o los partido de oposición y en esas negociaciones pueden cambiarse naranjas por botellas.
Nunca se sorprenda de esos acuerdos, siempre piense que aquello fue lo posible, aunque parezca y sea algo que no comparta, siempre estaremos a expensas de lo que logren acordar quienes nos representan.
Se oye y escribe descabellado, pero así es como somos los seres humanos y, particularmente los políticos que son los encargados de llevar en engranaje de un país, buscando que éste avance hacia donde quiere el gobernante en turno. Los ciudadanos estamos expuestos a que nos gusten o no los acuerdos, traducidos en leyes o en impuestos, pero es el sistema que hemos sido capaces de darnos y con esa realidad tenemos que caminar.
Comentarios a fernandoherrera1956@hotmail.com
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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