LAS BRONCAS DE LOS BRONCOS
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Por Gerónimo Stefan
La administración del gobierno de Nuevo León, de Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como el Bronco, tuvo en la tragedia del penal de Topo Chico registrada ayer, su peor crisis, tras una serie de eventos en los que ya se empezaban a ver las fracturas de una gestión pública fincada en el discurso fácil, la novedad y la técnica del apantalle.
El bronco llegó, pese a los llamados de atención de algunos analistas políticos en el sentido de que la candidatura de Rodríguez Calderón, en su momento amparada bajo el membrete de independiente, lo era tan solo de nombre, pues más de 20 años de militancia partidista evidenciaban que en su postura tan sólo existía como móvil el despecho por no haber sido nominado por su partido y las ganas de querer llegar antes de tiempo y a como diera lugar, a la gubernatura de su estado.
Un prurito mal entendido por la independencia cerró los ojos y los oídos del electorado a cualquier objeción y allanó el camino a Rodríguez Calderón para convertirse en el primer gobernador que accede a esa responsabilidad sin el respaldo de un partido. Su retórica arrebatada, el uso de las redes sociales y su apodo mismo le colocaron como el caudillo de las causas de independentismo, a lo largo y ancho del país.
En chihuahua el efecto bronco fue epidémico. Como hongos después de la lluvia brotaron los candidatos independientes y así como en el pasado político mexicano fue necesario pertenecer a algún partido para aspirar a un puesto de elección popular, se pensó que NO PERTENECER era garantía suficiente y que cualquiera, tan solo con las ganas de ser, podía constituirse en gobernador, diputado o alcalde .
La muerte de 52 personas en el zafarrancho del penal de Topo Chico, por una parte, y el fraude con la compra de cobijas en esa misma entidad, le dicen a González Calderón que no basta con ser bronco y dictar disposiciones de gobierno en lenguaje callejero, sino que gobernar es algo más serio. Tarde lo está comprendiendo el bronco que no se puede y lamentando el electorado neolonés.
Pero si en Nuevo León la situación ya no tiene remedio con el "gobernador del feis", en Chihuahua es tiempo de analizar con lupa a los llamados candidatos independientes y exigirles algo más que discursos duros, lenguaje mal sonante, amenazas nacidas de intenciones de venganza y promesas vagas y extemporáneas, para siquiera pensar en darles un voto.
Gobernar una comunidad no puede ser tarea de “aventados” o "espontáneos" por mas buenas intenciones que les pudieran animar. Eso sin contar que en los casos que se nos presentan en Chihuahua, las buenas intenciones brillan por su ausencia y el interés del capital, la ambición personal y el afán revanchista, han tomado el lugar de un programa de gobierno que hasta ahora ninguno de los llamados independientes ha sido capaz siquiera de esbozar.
En Chihuahua el independentismo no solamente sacó de la cueva de sus ambiciones a mucha gente, sino que sembró el pánico en los partidos de oposición creando un rio revuelto en el que pescadores plurinominales al acecho pudieron hacerse con una candidatura. Que haya candidatos a la gubernatura como Javier Corral, es algo así como un daño colateral del florecimiento del independentismo.
Por haber sido el primero, José Luis Barraza, alias "El Chacho", acaparó la atención de la comunidad chihuahuense cuando se apropió de la bandera del independentismo. Individuo no solamente con cero experiencia en la tarea de gobernar, sino con cero participación en actividades de beneficio social, va tras el gobierno del Estado en peores condiciones de indefensión e ignorancia que El Bronco, con el agravante de que, además lleva muy claro el sello de los señores del dinero y muy a la vista la orientación a favor de los intereses de esa clase social.
Con lo lamentable que es la tragedia del zafarrancho del penal de Topo Chico, todavía falta por ver cuáles son las causas del evento y hasta donde el deslinde de responsabilidades va a raspar la figura de El Bronco.
Menos ruidosas pero tal vez igualmente graves han de ser las fisuras en otras áreas del gobierno, como en el de la educación, en donde ya se ha manifestado la protesta del profesorado por el lenguaje inapropiado de su mandatario. Todo a cargo de un falso independentismo y de una evidente incapacidad para llevar con tino las riendas del gobierno estatal.
Estos lamentables eventos reiteran el llamado de advertencia para el electorado chihuahuense y brindan, sin lugar a dudas, las bases para un análisis serio y una consideración más responsable del tragicómico papel del independentismo electoral en el estado de Chihuahua.
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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