DICEN QUE EL ALCALDE DE DELICIAS JAIME BELTRÁN DEL RÍO ESTA CONTAGIADO CON EL SÍNDROME DE HUBRIS
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En las administraciones municipales existe un principio que dice lo siguiente: el primer año es de aprendizaje, el segundo año es de realizar obras y gobernar con eficiencia y el tercero es la despedida.
En el caso del alcalde de Delicias, el primer año le sirvió para revanchismo político; el segundo año, según sus declaraciones, será un año austero donde las acciones realizadas en su mayoría seguirán siendo con los fondos recaudados por estacionometros, mientras que el tercer año es incierto.
JAIME BELTRÁN DEL RÍO no ha sabido planear, proyectar y realizar ninguna obra que deje huella con recursos propios, aunque ya anunció la construcción de un gimnasio municipal que tendrá un costo aproximado a los 50 millones, un puente o paso sobre el puente de cielo vista y un circuito vial que vendrá a desfogar el tráfico de las colonias del sur. Por supuesto que esto y más se puede lograr, pero con gestorías y recursos económicos de los niveles estatal y federal.
El problema del alcalde deliciense es que no ha sabido moverse en los niveles que debe hacerlo y no se ha aplicado al cien en este rubro.
Apenas esta semana anuncia que está haciendo un adelgazamiento en la nómina al “darles puerta” a empleados de confianza, es decir, está cuidando los centavos y descuidando los pesos, ya que en el área de comunicación social tiene contratos con medios de comunicación estatales a los que está pagando millones de pesos, pues pensó que con este gasto estaba invirtiendo en su imagen para proyecciones políticas futuras.
Dicen los cafeteros que al alcalde deliciense le contagió el síndrome de hubris, ese que lo ” puede padecer cualquier persona que está en el ejercicio del poder", y que se manifiesta en ese tipo de personas. "Se observa todo lo que uno puede tener alguien que 'se la cree' con el poder: narcisismo, imagina que lo que piensa es correcto y lo que opinan los demás no, cree que todos los que lo critican son enemigos, etc." y estas actitudes "pueden llevar a quien las padece a tomar decisiones erróneas porque la persona pierde la perspectiva de la realidad total y ve sólo lo que quiere ver", ya que es la enfermedad de los que creen saberlo todo.
Por supuesto que esta enfermedad tiene cura y esta es la humildad: hablar y actuar con la verdad y aplicarse correctamente al encargo que los más de 20 mil ciudadanos delicienses le confiaron. Esta es la única vacuna contra el hubris.
¡Aquí la traigo!
manuelgandaras@hotmail.com
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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