LA LOTERIA
Por: J. M. Rentería
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La lotería
Por Jesús Manuel Rentería
Sale el hombre de su casa con un número bien grabado. Es el número del premio “gordo” de la lotería nacional en el sorteo para esa noche.
Lo acaba de soñar, es el 55244. En el trayecto al centro de la ciudad hace cálculos a cerca de cuanto le quedaría ya libre de impuestos. Es una enorme cantidad ya que se trata de un sorteo especial.
No está completamente seguro de querer comprarlo, ni siquiera de encontrarlo –seguramente la Loteria Nacional lo envió a una de las miles de agencias de la república y quizá ya alguien lo tiene en sus manos—piensa.
Se dirige a uno de los expendios de lo lotería en los que ocasionalmente compra algún “cachito” y con enorme sorpresa ve que el billete –su billete-- ahí esta ,cuelga integro –los 20 cachitos”-- en el cordón tendido a ambos lados del ventanal del expendio. Ya no es sólo una corazonada, tiene la total certeza de que ese es el premiado. Saca su cartera. El precio total del “entero” son mil pesos. Los saca y los apretuja con su mano izquierda. Un temblor febril se apodera de su cuerpo. Suda a pesar del ambiente frío. Analiza su vida durante los últimos años y concluye que el dinero --poco o mucho—ha sido siempre la causa de su desgracia. Por él ha perdido empleos, amigos, familia y todo aquello que en algún momento le dio sentido a su vida.
Guarda el dinero en su cartera y se retira del establecimiento. Acude a la cantina más cercana y toma una cerveza tratando de calmar su creciente agitación. Es el premiado, se repite. ¿lo compro?, se pregunta.
Después de la segunda cerveza se le levanta, paga el consumo y se dirige de nuevo al expendio de billetes de lotería, se para frente al sitio donde pende, como esperándolo, el billete, su billete. Justo cuando saca el dinero de su cartera, la dependienta descuelga el 55244 y lo entrega a un señor que la esperaba en la ventanilla. Guarda de nuevo su dinero, sonríe y se dirige de nuevo al bar.
Al día siguiente los noticieros matutinos le dan vuelo a la noticia, ¡cayó aquí el “gordo” ¡ Tenemos nuevo millonario ¡ ¡de la que me salvé ¡ exclama el hombre!.
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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