UN CUENTO LUNA
Por: J. M. Rentería
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Un Cuento
Luna
Por Jesús Manuel Rentería
Con el torso desnudo mira sumamente complacido el tatuaje en su hombro derecho. Es una hermosa luna llena. Una obra de arte realizada por un verdadero maestro. Esa luna tiene un significado muy especial para él.
Son casi las siete de la tarde, aborda su auto y conduce, para quince minutos después aparcar cerca del sitio donde labora su amada Luna. Ella sale de la oficina sin reparar en su presencia. El la admira sin atreverse a hablarle. Desliza su mano izquierda por debajo de su camisa y acaricia la Luna en su hombro. Es casi como acariciarla a Ella. Finalmente Luna sube a su coche y se retira. El hace lo mismo. Otra vez a su casa. A pensar en ella. A sufrir por ella. A morir por ella.
Tres días después, sale de la ducha y mira su tatuaje. Repara en que uno de los bordes está un poco “desdibujado”, como si la luna estuviera menguando. Le pediré al tatuador que me lo retoque, piensa. En un impulso impensado, llama por teléfono a la casa de Luna, la madre le informa que repentinamente enfermó y no es posible verla.
Luego de una semana de tratar de infructuosamente de ver a Luna, sólo le informan que está mal sin darle más detalles. Revisa de nuevo el preciado tatuaje en su hombro y observa que ya le falta una considerable porción. Sigue menguando, se dice.
Al cabo de tres semanas, de la luna antes llena de su hombro, solamente queda una pequeña “uñita”, mientras que de su Luna, únicamente sabe –por su familia-- que su salud es cada día mas precaria.
Transcurren treinta días. Presa de una viva agitación llama a la casa de Luna y recibe la infausta noticia; ha muerto. Se siente desfallecer. Cuelga el auricular. Se lleva la mano derecha a la cara mientras que con la izquierda se acaricia el hombro derecho. La póstuma caricia a su Luna. Camina despacio al espejo, se baja un poco la camisa. Su Luna ya no está. Es luna nueva
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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