UN CUENTO: FLOR
Por: J. M. Rentería
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Un cuento
Flor
Por Jesús Manuel Rentaría
Sale de la Central Camionera. Son un poco más de las 10 de la mañana. Como todos los lunes acude a la ciudad de Chihuahua a realizar algunos trámites relacionados con su trabajo. Enrique vive en Delicias. Tiene
Se detiene en el puesto en el que come algo cuando va a la capital. De pronto se siente observado, vuelve la cabeza y descubre unos ojos que materialmente lo devoran. Desvía la mirada unos segundos, voltea de nuevo y los ojos siguen ahí, lo miran de una manera extraña.
La mujer, luego sabría que se llama Flor, tiene un poco más de 30 años. Morena, de pelo y ojos muy negros. Tiene una mirada indescifrable. Ligeramente cargada de carnes y maquillaje tal vez un poco recargado. Boca en extremo sensual. De toda ella emana una rarísima y atrayente sensualidad.
Después de unos minutos la mujer se aproxima y sin más lo aborda e inician la charla. Ella le dice que trabaja en el restaurant de la Central Camionera. Divorciada. Madre de dos pequeños. Platican de cosas triviales. Ella hábilmente lleva la conversación a los íntimos terrenos de la sexualidad. Le habla de su fuerte adicción a los placeres carnales y en menos de una hora se encuentran ya ambos en un sórdido cuarto de un hotelito de paso ubicado en pleno centro de la ciudad.
Luego de dos horas de intensísima y febril actividad en las que Enrique comprobó la insaciable sed de sexo de Flor, quien durante todo el acto emitió sonidos guturales que Enrique jamás había conocido, exhaustos los dos, se despiden. El trata de “pagar” los servicios de quien supuso era una profesional . Ella lo rechaza y le dice que el mejor pago es el placer obtenido en la relación. Se comprometen a verse de nuevo dentro de quince días. Enrique la buscaría en su trabajo en la Central Camionera.
Enrique, de acuerdo a lo convenido llega a la central camionera, pide un almuerzo y mientras lo degusta desparrama la mirada en busca de Flor. No la ve durante el almuerzo. En todo ese tiempo no consigue localizarla, y luego de pensarlo unos minutos llama a la mesera y le pregunta.
--¿no trabajó hoy Flor?
--La empleada se sobresalta y a su vez le pregunta
--¿Qué Flor?
--Una compañera suya—responde Enrique, debe tener unos treinta años, morenita de pelo muy negro.
La mesera, muy seria y en voz muy baja, como temiendo ser oída por otras personas le informa.
--Ella trabajó aquí hace tiempo, en realidad yo no la conocí, pero me dicen que la encontraron muerta en el cuarto de un hotel aquí cerca, cuentan que le gustaban mucho los hombres y según la policía murió de un infarto cuando se encontraba en pleno acto, vaya usted a saber…..
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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