COMPLICADA ES MI SEGUNDO NOMBRE
Por: J. M. Rentería
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Las mujeres tenemos la fama de ser difíciles y complicadas, es nuestra costumbre ser así en la mayoría de las cosas que hacemos, claro que en mayor o menos escala pero en verdad todo lo volvemos una odisea
y el comprarnos ropa no podía ser la excepción, y lo que debía ser un momento de relax, el irte de shopping realmente puede llegar a convertirse en una historia de terror. Muchas de nosotras comenzamos con toda la actitud y terminamos con un colapso nervioso y aparte deprimidas ya sea porque nos sentimos gordas, aunque algunas estén más delgadas que un espagueti, porque no encontramos algo que nos guste, o porque pensamos que no hay nada en este mundo que pueda quedarnos bien, al menos eso me paso a mí, la última vez que me fui a comprar algo, termine con dolor de estómago y molesta conmigo misma sin razón alguna.
Esta vez necesitaba un pantalón de vestir, y sin poner más excusas, me fui a buscarlo, la realidad es que le había estado dando largas por mi experiencia pasada, pero en realidad necesitaba ese bendito pantalón, así que me puse la mejor actitud posible y comencé con la odisea de encontrar uno que me quedara bonito, ah, porque encontrar un pantalón que nos quede bien, cualquier mujer lo sabe, es sumamente difícil.
Decidida a que esta vez sería diferente y nada me pondría de mal humor, entre en la primer tienda donde no encontré nada, así que respire profundo y continúe, entre en la segunda tienda y no había uno que me gustara, en la tercera donde si me gustaron unos pero ya no había de mi talla y seguí con otra tienda, así de tienda en tienda y nada me gustaba, antes de que se me empezara a subir la bilirrubina del stress, que aún no sé cuál es esa, pero me gusto la combinación de palabras, pensé con la cabeza fría e hice una selección de tiendas más detallada, y sorpresa, las cosas comenzaron a cambiar, bien dicen que todo es cuestión de actitud, entre en la primer tienda y no encontré el pantalón, pero encontré una blusa que me quedaba divina, así que, obviamente me la tuve que comprar, no siempre encuentras algo que te quede bien; luego entre en otra tienda y tampoco encontré el pantalón, pero estaba una mascada y uno aretes preciosos que definitivamente tenían que ser míos y le combinaban perfecto con el pantalón que aún no encontraba, pero encontraría, y en la tercera tienda encontré un vestido que también me quedaba precioso y seguro causaría sensación con él, así que tuve que comprarlo y lo mismo paso con unos zapatos que me tope de camino, casi casi se me atravesaron y no pude evitar comprarlos, bien dicen que la tarjeta de crédito es el mejor amigo de toda mujer, y ya en la cuarta tienda me encontré unas pulseras preciosas pero del pantalón nada aun, yo quería seguir buscando pero ya comenzaron a cerrar las tiendas, así que no tuve más remedio tuve que dejar la búsqueda para otro día.
Ya en la casa revisando lo que había comprado, me di cuenta que había gastado más de lo que debía y el pantalón ni siquiera lo había comprado, y ni lo compraría ya que mi presupuesto para ropa ya me lo había gastado y de mas, así que ahora tenía otro problema, ya no me podría comprar el pantalón, al menos no inmediatamente y me empieza a dar el stress por eso.
La realidad es que ya no sé qué es mejor, sentirme deprimida porque nada en este mundo me queda bien y no comprarme nada, o tener la mejor actitud y sentirme deprimida por ser una compradora compulsiva, el caso es que como siempre, el chiste es hacerme todo difícil, complicada debería haber sido mi segundo nombre.
POR: EDDA
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